jueves, 1 de mayo de 2008

“Desapareció” el único detenido de la balacera entre judiciales poblanos y presuntos Zetas

La Jornada de Oriente
Lunes 21 de abril de 2008

“Desapareció” el único detenido de la balacera entre judiciales poblanos y presuntos Zetas
El único detenido por la balacera del martes pasado, en la que se presume que agentes judiciales del estado de Puebla se enfrentaron con integrantes del grupo armado del Cártel del Golfo, mejor conocido como los Zetas, se habría fugado del Hospital General de Córdoba, Veracruz. Rubén Ramírez González era pieza clave para dar con el paradero del judicial poblano Felipe García Galicia, de quien se presume que fue capturado durante la refriega de ese día.

Javier Puga Martínez
Puebla, Pue.
Medios informativos del estado de Veracruz dieron a conocer el escape de Ramírez González, quien fue internado en ese nosocomio tras el enfrentamiento armado en el que cinco poblanos también resultaron heridos.
Sin embargo, cada vez más existe hermetismo e incertidumbre sobre el caso. La Jornada de Oriente vistió el Hospital de Córdoba y pudo constatar que el supuestamente detenido ya no estaba en las listas de pacientes, como también se pudo observar que la operación especial de vigilancia que habían aplicado elementos del Ejército Mexicano y de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), fue levantado.
En las oficinas de la Procuraduría General de la República (PGR) en esa ciudad veracruzana se informó a este diario que no hay ninguna denuncia levantada por las tres balaceras del martes 15 de abril –centro de Córdoba, sobre el bulevar Peñuela y en el cruce del ferrocarril sobre esa misma vialidad–, por lo que el caso está investigado por el fuero común; es decir, por la Procuraduría de Justicia del estado de Veracruz.
“Y si no existe ninguna denuncia no hay impedimento alguno para que la persona que fue hospitalizada tras la balacera sea detenida, se puede ir a su casa con toda tranquilidad”, afirmó un agente federal. Sin embargo, en esa instancia de gobierno afirmaron que desconocen el caso pues éste fue atraído por la PGR, de acuerdo con declaraciones del gobernador Fidel Herrera Beltrán a la prensa de su estado.

Pánico a los Zetas
Durante un recorrido por el bulevar Peñuelas se pudo observar que algunas calles de la zona industrial de Córdoba están resguardadas por soldados del Ejército Mexicano y agentes de las policías estatal, ministerial y municipal, esto a pesar de que los tres niveles de gobierno se responsabilizan mutuamente sobre la correspondencia de la balacera entre judiciales poblanos y sicarios. Ahí, las fuerzas de seguridad resguardan una bodega donde presuntamente los Zetas guardaban electrodomésticos que posteriormente eran vendidos.
Tan solo preguntar por la presencia de Zetas en Veracruz es ver cómo los rostros de los agentes y militares se endurecen, desaparecen las risas y se ponen tan nerviosos que mejor se dan la vuelta y se van. Lo mismo ocurre con los vecinos, sólo que ellos, los que viven en la zona industrial, prefieren no responder ninguna pregunta. El miedo en sus rostros es evidente, pero lo que no se sabe es si es al grupo armado o al acoso de preguntas de los militares y la policía. “Compréndame, no puedo responderle nada... Usted sabe...”, afirmó una propietaria de una miscelánea”.
Más adelante, sobre el mismo bulevar, algunos vecinos que habitan casi sobre las vías del tren recuerdan que escucharon balazos como nunca en su vida, que oyeron los gritos de desesperación de algunos y a mucha gente correr, por lo que atrancaron más sus casas de madera para que nadie fuera a entrar. “Sí, aquí se dice mucho de los Zetas, que pasan muy seguido, pero nosotros preferimos no saber”, agrega un vendedor. Los cordobeses dicen que su ciudad es muy tranquila, que es la primera vez que pasa algo así, pero que en las comunidades aledañas, los tiroteos y “levantones” son muy frecuentes.
A casi ya una semana del tiroteo se desconoce el paradero del agente judicial poblano que fue tomado como rehén por los Zetas, según los familiares de Felipe García Galicia. En octubre de 2006, el secretario de Seguridad Pública de Puebla, Mario Ayón Rodríguez, afirmó que sólo le preocuparía el crimen organizado cuando llegaran cabezas rodando a Casa Aguayo o al Palacio Municipal.

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