11.05.08 -
EMILIO J. GARCÍA-WIEDEMANN
EMILIO J. GARCÍA-WIEDEMANN
AYER tuvo lugar la 'Besada', propuesta por un Congreso Médico, y quedó instituida la fecha y nuestra capital como día y ciudad del beso, respectivamente. No cabe duda de que se trata de una de las acciones publicitarias más efectivas y más económicas, a la vez, que he visto últimamente. Aunque sólo fuera por ello, merecería la pena su reseña para aprendizaje de cuantos gastan dinero, a manos llenas, en campañas infinitamente menos eficaces. Claro está que quienes terminamos pagando esas campañas somos todos, ya que su coste lo repercuten en el correspondiente precio de venta al público.Nada que objetar, por supuesto, a tal iniciativa, antes al contrario, aunque ello sea por solidaridad con quienes 'osan' declarar su amor para público escarnio de 'morales' ultramontanas, integristas de toda laya y fanáticos de la doble moral. Siempre me ha parecido de las cosas más tiernas que en el mundo puedan contemplarse el juego de unos labios que se transforman en mensajeros de los afectos, de las pasiones y de los sentimientos, con la dulzura de lo efímero y, a la vez, con sincera voluntad de pervivencia.Dicen los entendidos que, con los besos, vivimos mejor, ya que al besar liberamos oxitocina, hormona que ayuda a crear vínculos, a establecer relaciones, al igual que nuestro cerebro segrega también endorfina, la 'hormona de la felicidad', haciendo que nos sintamos llenos de energía y vitalidad; incluso nuestras pulsaciones se aceleran de 60 a 130 por minuto. Para los escrupulosos, también hay que decir que en un beso, compartimos millones de gérmenes y bacterias con la pareja, pero que, lejos de ser perjudicial, el acto ayuda a que nuestro sistema inmunológico se refuerce. Además, nuestra autoestima aumenta cuando se besa, pues es importante sentirse bien con uno mismo y confiar en nuestra capacidad de transmitir lo que sentimos a la otra persona.Reconocidos todos estos aspectos benéficos, es curioso que sólo le dediquemos dos semanas de nuestra vida, que, ciertamente no es nada si se compara con el tiempo empleado, por ejemplo, en ver la televisión que es muy superior. Y, claro, después pasa lo que pasa, pues, según una encuesta realizada por un portal para encontrar pareja, se desveló que uno de cada cuatro españoles finalizó una relación, porque «algo no funcionaba» a la hora de besar. Sin embargo, en el mismo estudio, se recoge que el 67 por ciento de las mujeres y el 72 por ciento de los hombres creen que los españoles son los que mejor besan.En fin, que lo importante, habida cuenta de tanta bondades en el besar, es que lo hagan con profusión en su amplia gama: húmedos y babosos, cálidos y sensuales, intensos y excitantes, dulces y cortos...
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